La actuación de los compañeros como clave del acoso laboral

En la mayoría de los casos de acoso laboral, el acosador no es el único protagonista del maltrato. Normalmente el acosador busca la ayuda de los demás trabajadores para que imiten su conducta y colaboren en el maltrato.

El acosador suele comenzar haciendo que los compañeros pierdan el respeto a la dignidad del maltratado. Esto lo consigue mediante rumores, mentiras, críticas… Se trata de hacer creer a los compañeros que el acosado merece ese maltrato, que es él quien se lo ha buscado con su actitud, su falta de capacidad en el trabajo o sus características personales. Muchas veces el maltratador, que ha construido una imagen de buena persona frente a los demás compañeros, se coloca el cartel de víctima, haciendo creer que es él quien ha sido atacado sin razón por el acosado y convirtiendo ese linchamiento en un acto de justicia y reivindicación.

Otra de las tareas del acosador es convencer a los demás de que el maltrato no es tal, sino que es algo trivial e inofensivo. Es decir, pocos participaríamos en destrozar psicológicamente a un compañero, aunque le conozcamos poco e incluso aunque nos caiga mal. El acosador se encarga de trivializar los ataques, haciendo creer a los compañeros que son sólo bromas sin importancia o pequeñas burlas que no causan verdadero daño. Así, el acosador consigue, mediante la persuasión, la coacción o el abuso de autoridad, aislar a la víctima y que los demás sean quienes realicen el trabajo sucio por él.

Hay casos en los que existen excepciones, en las que alguna persona no se deja llevar por la campaña de descredito contra el acosado y la defiende, lo cual significa un verdadero alivio para la víctima, que siente que no está solo y que alguien cree en él. Normalmente, cuando alguien apoya a un acosado, suele ser una persona con grandes convicciones morales, una personalidad fuerte y una posición estable e importante en la empresa. De no ser así, puede convertirse en la siguiente víctima del grupo de acosadores.

Por ello, en la mayoría de los casos, los compañeros participan en el acoso o, como mínimo, lo ignoran y miran hacia otro lado.

Tener personas en el grupo que apoyen al acosado, además de ayudarle a recuperarse, puede detener el acoso, ya que los agresores suelen ser personas con miedo a ser derrotados y salir perjudicados. En estos casos, si la victima tiene el suficiente apoyo a nivel interno, pueden detener sus agresiones. Por ello, si estamos observando a nuestro alrededor uno de estos casos y nos damos cuenta de la injusticia que se está cometiendo con una persona y el daño que se le está haciendo, es imprescindible plantarse y romper la unanimidad del grupo de acosadores. Aunque sea difícil y nos dé miedo enfrentarnos, debemos ser conscientes de que una sola persona puede suponer la diferencia.


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